En una era digital profundamente influenciada por el avance tecnológico, los algoritmos configuran desde las sutilezas de nuestras interacciones sociales hasta las decisiones más importantes de nuestra existencia.
Dicha omnipresencia tecnológica, lejos de ser meramente beneficiosa, se encuentra teñida de complejas controversias, en especial en lo que concierne a los sesgos algorítmicos.
Procedo a elucidar, con precisión, la esencia de los algoritmos y los sesgos, antes de adentrarnos en el análisis de los riesgos y desafíos que estos plantean en el vasto universo digital.
¿Qué es un Algoritmo?
Un algoritmo es un conjunto de reglas o instrucciones diseñadas para realizar una tarea o resolver un problema específico. Funcionan como la columna vertebral de la mayoría de las tecnologías digitales, guiando el procesamiento de datos para entregar resultados precisos y eficientes.
Imagina que tienes un conjunto de bloques de colores y quieres ordenarlos por colores, de manera que todos los bloques azules estén juntos, todos los rojos juntos, y así sucesivamente. Un algoritmo es como una receta de cocina que te dice paso a paso cómo hacerlo. Primero, podría decirte que encuentres todos los bloques azules y los pongas en un montón. Luego, busca todos los bloques rojos y haz otro montón. Y sigues haciendo esto hasta que todos los bloques estén en montones del mismo color.
Al final, siguiendo estas “reglas” o pasos, habrás organizado tus bloques por colores de manera ordenada.
Eso es lo que hace un algoritmo, pero con números, palabras, o cualquier cosa que necesite ser organizado o resuelto.
¿Qué es un sesgo?
En un mundo cada vez más interconectado por la tecnología, los algoritmos juegan un papel crucial en la configuración de nuestra realidad y comunicación virtual.
Desde las noticias que leemos en las redes sociales hasta la seguridad de los vehículos autónomos, la inteligencia artificial (IA) y sus algoritmos subyacentes están omnipresentes.
Uno de los desafíos más significativos son los sesgos algorítmicos, un fenómeno que, aunque a menudo invisible, tiene profundas implicaciones en nuestra vida cotidiana.
Para comprender en profundidad qué es un sesgo algorítmico, es esencial desglosar el concepto.
Un sesgo, en el contexto más amplio, se refiere a una inclinación o preferencia, consciente o inconsciente, que resulta en una percepción o juicio parcial. Cuando aplicamos este concepto a los algoritmos, se refiere a una distorsión sistemática en los resultados generados por los sistemas de IA. Estos sesgos pueden originarse de diversas fuentes, tales como:
Datos sesgados
- Los algoritmos de IA aprenden a tomar decisiones basándose en los datos con los que son entrenados. Si estos datos son desproporcionados, incompletos o representan prejuicios históricos o culturales, el algoritmo replicará y potencialmente amplificará estos sesgos.
Checa algunos consejos para evitar el sesgo en la recolección de datos.
Diseño del algoritmo
- Los sesgos pueden introducirse durante la fase de diseño del algoritmo. Las decisiones sobre qué variables incluir o excluir, cómo ponderar ciertas entradas y la definición de “éxito” en un modelo pueden introducir sesgos inadvertidos.
Interacción humana
- Los sesgos también pueden surgir de la forma en que los usuarios interactúan con la tecnología. Por ejemplo, si un grupo de usuarios domina una plataforma en línea, sus opiniones y comportamientos pueden influir desproporcionadamente en el aprendizaje del algoritmo.
Según un estudio de la Universidad de Stanford, los sistemas de reconocimiento facial tienen tasas de error del 0.8% para hombres blancos, pero hasta del 34.7% para mujeres de piel oscura.
Los sesgos algorítmicos no son simplemente un problema técnico; reflejan y a menudo perpetúan desigualdades y prejuicios existentes en la sociedad.
Por ejemplo, un estudio de la Universidad de Stanford encontró que los sistemas de reconocimiento facial tienen tasas de error significativamente más altas para las mujeres de piel oscura en comparación con los hombres blancos. Este tipo de sesgo no sólo es injusto, sino que también puede tener graves consecuencias en aplicaciones como la vigilancia policial o la contratación laboral.
Investigaciones indican que solo el 22% de los profesionales en IA son mujeres, lo que puede contribuir a sesgos de género en el desarrollo de algoritmos.
En las siguientes secciones, veremos cómo los sesgos algorítmicos se manifiestan en diferentes áreas, desde las redes sociales hasta los vehículos autónomos, y discutiremos su impacto a nivel global.
Las redes sociales, impulsadas por algoritmos sofisticados, juegan un papel fundamental en la determinación de la información que consumimos diariamente. Estos algoritmos, diseñados para maximizar la participación del usuario, a menudo crean “burbujas de filtro” que refuerzan nuestras creencias preexistentes y nos aíslan de opiniones divergentes. Esta dinámica puede perpetuar y amplificar sesgos existentes en nuestra sociedad.
Personalización y refuerzo de opiniones
- Los algoritmos de las redes sociales tienden a mostrar contenido que es más probable que sea del agrado del usuario, basándose en su historial de interacciones con las distintas publicaciones. Esto puede conducir a una exposición limitada a puntos de vista variados, reforzando opiniones y prejuicios existentes.
Manipulación de la Información
- La capacidad de los algoritmos para influir en lo que vemos puede ser explotada para difundir información sesgada o falsa, lo que tiene implicaciones significativas en la formación de la opinión pública y en la política.
- La exposición constante a un contenido parcializado o irreal algorítmicamente, puede tener efectos en la salud mental de los usuarios, incluyendo la creación de estándares irreales y la exacerbación de problemas como la ansiedad y la depresión.
Desigualdad en la representación
- Los algoritmos pueden no representar de manera equitativa a todos los grupos demográficos, perpetuando estereotipos y excluyendo voces marginales.
Este sesgo en las redes sociales no solo moldea nuestra percepción del mundo, sino que también afecta cómo interactuamos con él. La comprensión de estos sesgos y su impacto es crucial para fomentar un entorno digital más inclusivo y representativo.
El escándalo de Cambridge Analytica es un ejemplo emblemático de sesgo algorítmico y las consecuencias que puede tener en la sociedad. La empresa Cambridge Analytica obtuvo acceso a la información personal de millones de usuarios de Facebook sin su consentimiento. Utilizando estos datos, desarrollaron algoritmos para analizar y predecir el comportamiento de los votantes en Estados Unidos, con el objetivo de influir en sus opiniones políticas.
Imagina que tienes un libro de cuentos con historias sobre todo tipo de animales. Pero si alguien te da solo las páginas sobre los zorros, podrías empezar a pensar que todos los cuentos tratan sobre zorros o que los zorros son los personajes más importantes.
En el caso de Cambridge Analytica, la “selección de páginas” se hizo al recolectar ciertos tipos de información de personas a través de Facebook. Luego, usaron esa información para crear mensajes políticos muy específicos que se alineaban con las preferencias y miedos de esos usuarios. Al igual que si solo leyeras historias sobre zorros, las personas expuestas a estos mensajes personalizados podrían empezar a ver el mundo político de una manera que reflejaba lo que los algoritmos predecían que querían ver, no necesariamente toda la historia o una visión equilibrada de la política.
Este “filtrado” de información no solo reflejaba lo que las personas ya creían o temían (reforzando sus opiniones previas), sino que también podía ignorar o minimizar información importante que podría haber cambiado sus opiniones o comportamiento de votación si hubiera sido presentada de manera imparcial.
Este es un claro ejemplo de cómo los sesgos en los algoritmos, especialmente cuando se combinan con grandes cantidades de datos personales recopilados sin consentimiento explícito, pueden tener impactos significativos y preocupantes en la democracia y en las decisiones individuales.
Autos autónomos
La incorporación de la inteligencia artificial en los vehículos autónomos promete revolucionar el transporte. Sin embargo, los sesgos algorítmicos en estos sistemas pueden tener consecuencias cruciales en términos de seguridad y eficiencia, variando según las regiones geográficas.
Los sesgos pueden ser más pronunciados en ciertas regiones debido a la diversidad en las infraestructuras viales, normativas de tránsito, y características ambientales. Por ejemplo, un sistema entrenado principalmente en ciudades europeas puede no funcionar de manera óptima en ambientes urbanos densamente poblados de Asia.
Los sesgos en vehículos autónomos plantean preguntas éticas considerables, especialmente en situaciones de emergencia, donde el vehículo debe tomar decisiones críticas. Además, existen desafíos legales relacionados con la responsabilidad en caso de accidentes causados por sesgos algorítmicos.
Por ejemplo, hubo incidentes donde el sistema de piloto automático de Tesla no identificó correctamente un tráiler cruzando la carretera en un ángulo extraño, bajo condiciones de iluminación específicas, lo que resultó en un accidente fatal.
Este tipo de incidentes destaca cómo los sesgos en los datos de entrenamiento (por ejemplo, no tener suficientes ejemplos de ciertos tipos de obstáculos o condiciones de iluminación) pueden llevar a fallos en la toma de decisiones de los vehículos autónomos.
Ciberseguridad y sesgos algorítmicos
En el ámbito de la ciberseguridad, los sesgos algorítmicos pueden tener consecuencias críticas. Estos sesgos pueden llevar a la identificación errónea de amenazas o a la omisión de vulnerabilidades reales.
A continuación, algunos ejemplos notables de fallos en la vida real relacionados con sesgos algorítmicos en la ciberseguridad:
A continuación, algunos ejemplos notables de fallos en la vida real relacionados con sesgos algorítmicos en la ciberseguridad:
Filtrado de correo electrónico
- Algoritmos de correo electrónico que aprenden a identificar spam o phishing pueden desarrollar sesgos, como marcar incorrectamente los correos electrónicos legítimos de remitentes específicos como spam, basándose en patrones anteriores.
Sistemas de detección de intrusiones
- Estos sistemas, si están sesgados por datos de entrenamiento limitados, pueden fallar en reconocer nuevos tipos de ataques cibernéticos, lo que resulta en brechas de seguridad.
Reconocimiento facial en seguridad
- Los sistemas de reconocimiento facial utilizados para la autenticación de seguridad pueden tener tasas de error más altas para ciertos grupos demográficos, lo que lleva a negaciones de acceso injustas o falsos positivos.
Estos ejemplos subrayan la importancia de desarrollar algoritmos en ciberseguridad que sean robustos, equitativos y libres de sesgos para garantizar la seguridad y la eficiencia en el entorno digital.
Impacto global de los sesgos algorítmicos
La incidencia de sesgos algorítmicos varía significativamente entre países y culturas, reflejando la diversidad en prácticas de recolección de datos, normativas y contextos sociales.
Diferencias en la recolección de datos
- Los sesgos algorítmicos pueden ser más pronunciados en regiones donde la recopilación de datos es limitada o sesgada hacia ciertos grupos demográficos, afectando la precisión y equidad de las aplicaciones de IA.
Normativas y políticas públicas
- Algunos países han implementado regulaciones estrictas para controlar y minimizar los sesgos en IA, mientras que otros aún carecen de tales medidas.
Conciencia cultural y sensibilidad
- Los algoritmos desarrollados en un contexto cultural pueden no ser apropiados o efectivos en otro, lo que lleva a malentendidos y errores en aplicaciones globales.
Este análisis subraya la importancia de un enfoque global y multicultural en el desarrollo y la implementación de tecnologías de IA para garantizar su eficacia y equidad en todo el mundo.
Ética en la era digital
Hay una necesidad creciente de mayor transparencia en cómo se diseñan y operan los algoritmos, así como en la asignación de responsabilidad cuando estos algoritmos causan daños.
Promover la diversidad en los equipos de desarrollo de IA es crucial para reducir los sesgos en los algoritmos, garantizando que diversas perspectivas sean consideradas.
Se requiere el desarrollo de regulaciones y estándares éticos a nivel global para guiar el desarrollo y la implementación de tecnologías de IA, asegurando que respeten los derechos humanos y la equidad.
Fomentar una mayor conciencia pública sobre los sesgos algorítmicos y su impacto, así como educar a los profesionales de IA sobre ética, puede contribuir significativamente a mitigar estos problemas.
Estos desafíos subrayan la importancia de abordar los sesgos algorítmicos de manera integral, considerando tanto aspectos técnicos como éticos, para asegurar un futuro digital más justo y equitativo.
Los sesgos algorítmicos son una realidad intrínseca en la era de la inteligencia artificial. Estos sesgos no solo reflejan las desigualdades existentes en nuestra sociedad, sino que también tienen el potencial de amplificarlas.
Ejemplos actuales incluyen sistemas de recomendación en plataformas de streaming que perpetúan estereotipos culturales, algoritmos de contratación que favorecen a ciertos perfiles demográficos, y asistentes virtuales que a menudo muestran sesgos de género en sus respuestas.
Un estudio de 2021 mostró que el 85% de las empresas implementan IA sin políticas de ética adecuadas.
La solución a estos desafíos implica un esfuerzo colaborativo global que abarque desde la diversificación en la recopilación de datos y el desarrollo de algoritmos hasta la implementación de políticas públicas y regulaciones éticas.
Solo así podremos garantizar que la tecnología, una herramienta poderosa y transformadora, sirva para construir un futuro más equitativo y justo para todos.
Autor: M.Sc. Enrique Revollo Morales
Biografía: Enrique Revollo Morales ha construido una distinguida carrera en el desarrollo de software y el marketing desde 2005. Destaca en la educación en línea, especialmente en la Universidad Univalle desde 2014, y actualmente en la Universidad Católica Boliviana en Cochabamba, en el Departamento de Marketing.
Posee una Maestría en Marketing Digital & E-Commerce de la Universidad de Nebrija, España, y un Diplomado en Educación Virtual, respaldando su amplia experiencia con una sólida formación académica. Enrique es un autodidacta apasionado, con más de 40 cursos especializados en áreas como Marketing Digital, Desarrollo de Aplicaciones Móviles, Web 3.0, Metaversos, RA & RV, y más.
Enrique también se destaca como columnista en Unitel.bo, un medio masivo de comunicación nacional, donde comparte sus insights y análisis en marketing digital y tecnologías.